Reino Unido presentó los detalles de una nueva ley que prohíbe la entrada a Gran Bretaña de solicitantes de asilo en botes pequeños, una propuesta que podría ser impracticable y criminalizar a miles de refugiados.
El primer ministro, Rishi Sunak, ha hecho de la detención de embarcaciones una de sus cinco prioridades, después de que el número de migrantes llegados a la costa sur de Inglaterra superó los 45.000 el año pasado, de los que el 90% solicitaron asilo.
La legislación impedirá solicitar asilo a quienes lleguen en botes pequeños y permitirá que los deporten a los llamados terceros países seguros. “No dejarán de venir hasta que el mundo sepa que si entras ilegalmente en Gran Bretaña, serás detenido y expulsado rápidamente”, declaró al Parlamento la ministra del Interior, Suella Braverman.
“Este proyecto permite la detención de los que llegan ilegalmente sin fianza ni revisión judicial en los primeros 28 días de detención hasta que puedan ser expulsados”. Braverman afirmó que quienes entren ilegalmente en el país no podrán ampararse en las leyes contra la esclavitud para evitar la expulsión.
La organización Refugee Council afirma que decenas de miles de refugiados a los que antes se habría concedido asilo serían “encerrados como criminales” y que esta ley destrozará el compromiso de Reino Unido en la Convención de la ONU para los Refugiados.
La Convención ofrece una vía para que los solicitantes de asilo tengan un juicio justo, independientemente de cómo hayan llegado a un país. Partidos de la oposición y organizaciones ponen en duda que los nuevos planes sean más eficaces que los anteriores intentos de disuadir a la gente de cruzar la frontera, y las propuestas plantean problemas prácticos y jurídicos, como a dónde se puede deportar a los inmigrantes si no pueden solicitar asilo. (Reuters)